Vandalismo Urbano en Bellas

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¿Arte Urbano o Vandalismo Urbano? (En Bellas Artes)


Estos días, el Palacio de Bellas Artes se encuentra en un pequeño trabajo de remodelación, por lo que, para no dejarnos ver la construcción, han puesto unas bardas de madera al rededor de las obras (por todo el costado derecho). Normalmente este tipo de obstrucciones visuales, aunque son bien intencionadas, suelen romper con toda la estética del lugar en el que se encuentran. Sin embargo, estas bardas se encuentran decoradas con un gran número de elaborados Graffities, dando como resultado es una interesante exposición de arte urbano, que todos los que pasan por la zona se detienen a contemplar.

Vandalismo en Cádiz

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El Ayuntamiento destina de media 500.000 euros anuales a la reparación del mobiliario público
Los infractores que son detenidos pagan sus faltas realizando obras de mantenimiento
El salario mensual de 500 mileuristas o el pago del alquiler de una vivienda media para otras 500 familias gaditanas. Un desembolso equivalente es lo que cuesta a los bolsillos gaditanos -cada año- los destrozos que los fines de semana provocan los actos vandálicos en el mobiliario urbano de la capital.
En concreto, «más de 500.000 euros anuales, que es la cantidad que el Ayuntamiento destina de media a la reparación y al mantenimiento del mobiliario urbano», según el concejal de Hacienda, José Blas Fernández, que recordaba ayer a LA VOZ cómo un informe municipal reciente destacaba una inversión de hasta 60.000 euros, sólamente en el barrio de la Paz en apenas un año.
La frecuencia con que se cometen actos vandálicos en la ciudad es tan alta que el Consistorio se ha visto obligado a incluir en los Presupuestos municipales una partida para sufragar las labores nada extraordinarias de las Brigadas de Mantenimiento Urbano.
La cifra podría incluso ampliarse, teniendo en cuenta que muchos daños se cometen contra propiedades privadas -como coches o viviendas particulares- y edificios cuyo mantenimiento depende de otras administraciones públicas, como la Junta de Andalucía o la Diputación Provincial de Cádiz.
Cada fin de semana (cuando se produce la mayoría de los actos vandálicos, tras las noches de movida), la ciudad amanece con señales de tráfico arrancadas de cuajo, semáforos pateados, jardines pisoteados, bancos rotos a golpes y, sobre todo, paredes llenas de pintadas y garabatos hechos con spray.
Para muestra, un botón: sólo un semáforo de pie puede alcanzar un precio que va desde los 530 a 750 euros. Mientras una sencilla señal de stop, como las que se destrozan a patadas, puede costar desde los 65 euros a los 200 euros, a los que se suman los gastos por mano de obra e instalaciones que multiplican aún más el coste. Sólo la limpieza de las pintadas y graffitis que aparecen una y otra vez en los edificios públicos y fachadas de la ciudad suponen una inversión municipal de más de 8.000 euros al año. Las labores de mantenimiento, la eliminación de la pintura de materiales porosos como el granito o la típica piedra ostionera gaditana precisan un sistema especial de limpieza que incrementa los costes habituales. Aparte de esto, desde las brigadas de mantenimiento aplican desde hace años una cobertura de barniz especial, que facilita la retirada de pintura.
En la mayoría de los casos, esta particular e irracional manera de divertirse acaba saliendo impune, ya que sólo una minoría de los vándalos llegan a ser identificados y detenidos por la Policía. En los casos sí detectados, sin embargo, la multa por infracción administrativa puede llegar a superar los 6.000 euros, y en las ocasiones en que los daños son cuantiosos, la falta pasa a considerarse delito y la pena se incrementa.

Vandalismo Urbano

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El vandalismo contra el mobiliario urbano cuesta al Ayuntamiento 118.000 euros al año
Los mayores destrozos se registran los fines de semana, sobre todo, en parques alejados del centro La rotura de farolas, macetas, bancos y papeleras, junto a los grafitis en fachadas, están a la orden del díaMacetas, bancos, papeleras, zonas de juegos infantiles, aspersores, contenedores, arquetas, fuentes ornamentales, aseos públicos, luminarias, jardineras, muros o vallas -todos ellos elementos del mobiliario urbano- se han convertido en blanco perfecto de los vándalos. Sus acciones contra bienes y espacios públicos, sobre todo registradas durante el fin de semana, mantienen en jaque a los operarios municipales y también al propio Ayuntamiento. Y es que reparar este desaguisado, fruto de estas conductas incívicas, obligan a destinar al año 118.000 euros de las arcas municipales a las necesarias labores de limpieza, mantenimiento, acondicionamiento o reposición de los elementos deteriorados. Con todo, desde el equipo de gobierno descartan que se trate de una práctica que vaya en aumento.

Las pintadas y los grafitis, un fenómeno al que han sucumbido las grandes ciudades, aparecen por doquier en muros de edificios públicos, centros educativos, paseos marítimos, viviendas particulares o cabinas telefónicas. Sus autores aprovechan la noche para actuar a hurtadillas evitando así ser pillados 'in fraganti' por la Policía Local o por los ciudadanos con los coloridos spray en mano. A esta dañina moda para el mobiliario urbano y el bolsillo de los contribuyentes, se suman otras prácticas que mantienen algo desbordados a los Servicios Operativos del Consistorio.

Actuaciones

La rotura de bancos -incluidos los de piedra natural-, elementos ornamentales como fuentes o estatuas, jardineras y aseos públicos están casi a la orden del día, junto al robo de tapas de arquetas y los desperfectos habituales registrados en vallas, cerramientos, puertas de acceso y cerraduras de colegios públicos y de dependencias municipales. La reparación o sustitución, incluido el desmontaje y la retirada del material defectuoso, la mano de obra y el posible uso de maquinaria y de materiales auxiliares le cuesta a la ciudad unos 40.000 euros al año.

Los parques públicos, en especial los alejados del centro urbano donde se congregan jóvenes a diario y, sobre todo, los fines de semana por la noche, se llevan la peor parte. Buen ejemplo de ello son los 33.000 euros que se gastan al año en su adecentamiento y arreglo. Los de El Ángel, El Calvario, El Capricho, Xarblanca, La Torrecilla y El Retiro -este último en San Pedro- suelen amanecer con notables desperfectos. Éstos van desde daños y robos en los sistemas de riego -como aspersores o tuberías de goteo- a pintadas en los juegos infantiles y en el mobiliario urbano. Los bancos y las papeleras se han convertido también en objetivo de los vándalos, quienes no dudan en romperlos; mientras que en el caso de los árboles plantados llegan incluso a arrancarlos y robarlos. El Ayuntamiento también destina otros 45.000 euros anuales a sustituir los armarios de cuadro de distribución dañados o las luminarias rotas. En este apartado, también destacan el robo de tapas de las arquetas y del cableado eléctrico en zonas periféricas -tanto en viales primarios como secundarios- y desperfectos en las duchas públicas y fuentes ornamentales. La rotura de luminarias y cristales se registra en parques, en reuniones nocturnas.